
(dedicada a los amigos, que me acompañan en las noches bohemias)
Guadianes de la noche
Algo tendrían que contar las escaleras, algo dirán los dilemas,
Los bares donde nacieron algunos poemas viejos de emociones
La noche donde tu chica te entregaba problemas…
Quedo algo de nosotros en esos lugares
En la casa de un amigo o en el susurrar del intento
En todas esas esquinas que solíamos doblar en contra del viento…
Es una historia que se escribe en las estrellas
Con la breve intensidad de las primeras luces,
Y nosotros como guardianes de las noches
Cuidando de nuestros lugares, entre cerveza y algo más…
Algo tendrías que contar, cuando caías con el vaso a medio llenar
Con pantalones arrastrados por el suelo,
Algo del asiento trasero de la micro de enero
Y el humo del cenicero que nunca dejaba de hablar…
Tú siempre estabas dispuesta, hasta el domingo por la tarde
La suerte es una ramera de primera de calidad,
Y los guardianes de la noche cuidan de mis dolores de soledad…
Es una historia que se escribe en las postales de mayo
de la necesidad de madrugar los sábados,
tu siempre estabas dispuesta hasta el domingo por la tarde
cuando te quería abrazar
y hasta en el llamado de ebriedad.
Guadianes de la noche
Algo tendrían que contar las escaleras, algo dirán los dilemas,
Los bares donde nacieron algunos poemas viejos de emociones
La noche donde tu chica te entregaba problemas…
Quedo algo de nosotros en esos lugares
En la casa de un amigo o en el susurrar del intento
En todas esas esquinas que solíamos doblar en contra del viento…
Es una historia que se escribe en las estrellas
Con la breve intensidad de las primeras luces,
Y nosotros como guardianes de las noches
Cuidando de nuestros lugares, entre cerveza y algo más…
Algo tendrías que contar, cuando caías con el vaso a medio llenar
Con pantalones arrastrados por el suelo,
Algo del asiento trasero de la micro de enero
Y el humo del cenicero que nunca dejaba de hablar…
Tú siempre estabas dispuesta, hasta el domingo por la tarde
La suerte es una ramera de primera de calidad,
Y los guardianes de la noche cuidan de mis dolores de soledad…
Es una historia que se escribe en las postales de mayo
de la necesidad de madrugar los sábados,
tu siempre estabas dispuesta hasta el domingo por la tarde
cuando te quería abrazar
y hasta en el llamado de ebriedad.
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