
Para que yo me haga llamar poeta
Para que mi ser pese sobre el suelo,
Fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo…
Hombres de todo mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer
Y cuerpos y más cuerpo, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo…
Solsticios y equinoccios alumbraron, con su cambiante luz
Y su vario cielo, el viaje milenario de mi carne
Trepando por lo siglos y mis huesos,
De su pasaje lento y doloroso
De su huida hasta el fin, sobreviviendo…
Naufragios, aferrándose
Al último suspiro de los muertos
Yo no soy más que el resultado, el fruto
Lo que queda, podrido entre los restos:
Esto que ves aquí, es tan solo esto:
Un escombro tenaz que se resiste a su rutina
Que lucha contra el viento que avanza por caminos
Que no llevan a ningún sitio. El éxito
De todos los fracasos, la enloquecida fuerza
Del desaliento.
Para que mi ser pese sobre el suelo,
Fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo…
Hombres de todo mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer
Y cuerpos y más cuerpo, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo…
Solsticios y equinoccios alumbraron, con su cambiante luz
Y su vario cielo, el viaje milenario de mi carne
Trepando por lo siglos y mis huesos,
De su pasaje lento y doloroso
De su huida hasta el fin, sobreviviendo…
Naufragios, aferrándose
Al último suspiro de los muertos
Yo no soy más que el resultado, el fruto
Lo que queda, podrido entre los restos:
Esto que ves aquí, es tan solo esto:
Un escombro tenaz que se resiste a su rutina
Que lucha contra el viento que avanza por caminos
Que no llevan a ningún sitio. El éxito
De todos los fracasos, la enloquecida fuerza
Del desaliento.
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